No creo en la Patria

 

No creo en la Patria

 

Pedro Zamora Briseño

(Dedicado a José Emilio Pacheco)

 

Me gusta la ciudad en que vivo,

me gusta su gente;

respeto a quienes en el pasado

y en el presente han luchado

contra las injusticias y la opresión.

 

Pero descreo del concepto llamado Patria:

ser de Colima o de México no tiene valor

si se trata de menospreciar

a quienes no tiraron su ombligo en estas tierras.

 

No creo en los hinchados orgullos excluyentes.

No me siento obligado a amar el mariachi,

la tuba, los sopitos o el tejuino,

ni a gritar "¡Viva México!"

cada 15 de septiembre.

 

Pueden gustarme una tradición,

un canto o un poema de aquí o de allá.

Qué importa el origen cultural o geográfico.

 

No tolero las divisiones que acorralan

y aíslan el espíritu universal.

 

Colima, Col., septiembre de 2018.

 

 

En su propia casa

Pintura en la marcha feminista del 8M. Foto: Sonia Gerth/Cimac

 

Ventanas azules, 

verdes escaleras, 

muros amarillos 

con enredaderas, 

y en el tejadillo, 

palomas caseras. 

 

Las ventanas de mi casa 

han pillado un resfriado 

y estornudan como locas  

cada vez que yo las abro.

 

Clemencia Laborda

 

La asesinaron en su propia casa, era maestra; lo más probable es que haya sido su pareja sentimental o expareja. Lo mismo ocurrió a Ana Karen quien el 25 de junio de 2020 fue asesinada por su pareja, dentro de su casa. Diana Raygosa tenía 21 años y también fue asesinada en su casa en mayo de 2020, por quien decía amarla. Erika vivía en una localidad rural, el esposo la mató delante de la hija en julio de 2020. Juana tenía 71 años y también la mataron en su casa en abril de 2021. 

La lista se puede extender mes por mes, día por día, durante los años que nos alcance el recuento de la ignominia. Para los hombres violentos el hogar es el lugar ideal para cometer crímenes contra las mujeres. Ellos pueden ser estudiantes, profesores, profesionistas, obreros, comerciantes; no importa la ocupación ni la escolaridad. Ellas son solo mujeres. A las masculinidades violentas los atraviesa la idea de que son propietarios de las mujeres. 

La idea del propietario está en la base de los asesinatos a mujeres. Las mujeres son propiedad de los hombres, no como metáfora de las canciones románticas y aventuras edulcoradas con que se llenan las narrativas del amor erótico. Para los hombres violentos las mujeres es una posesión y pertenencia total: tanto el cuerpo como las ideas, los sueños, los anhelos, los deseos, el tiempo de las mujeres son de los hombres. Las mujeres solo tienen que vivir para ellos, ser para ellos, verlos solo a ellos. 

La violencia masculina está instalada como el permiso social para hacer que las mujeres acaten esta disposición de los propietarios. Si bien, actualmente se repudian las manifestaciones más sangrantes de la violencia contra las mujeres, ésta es resultado de permisos permanentes de violencia de baja intensidad, cotidiana, naturalizada, que pasa desapercibida. La sociedad se asombra cuando la maestra es asesinada por su pareja, que además es profesor universitario. ¿Cuánto dura el asombro? Hasta que llega otro crimen igual o peor para hacerlo pasar a segundo plano. 

Nos indignamos porque se evidencia, una vez más, que la educación ni siquiera, la universitaria, son suficientes para transformar las relaciones entre mujeres y hombres. Queremos que la fiscalía lo atrape y lo castigue. Claro que estas acciones son necesarias y urgentes. Además, lo que tenemos que preguntarnos es: ¿Cómo se puede desarticular la violencia contra las mujeres? ¿Cuáles son los compromisos de los hombres, en una reflexión autocrítica para superar las conductas de violencia ejercidas y permitidas?

Porque si bien las mujeres hemos avanzado en la teorización de los derechos a vivir sin violencia (lo cual no se ha logrado), de parte de los hombres es necesario que se asuma la responsabilidad de construir masculinidades disociando la masculinidad de estereotipos como el dominio, la agresión, la propiedad, el orgullo, el honor, que se encuentran en la base de las valoraciones identitarias masculinas. 

Es cierto que tratamos de construir un horizonte de justicia y de igualdad entre mujeres y hombres. Los derechos, tratados internacionales, normativas, legislaciones, protocolos, dejan al hogar como un lugar donde no lo atraviesan los derechos: un lugar presocial como lo planteó Rousseau, donde predominan la diferencia de poder, la jerarquización del varón; la preeminencia del dueño de la casa, como dueño de vida y destinos de la familia. El señor asigna los apellidos y de ese sello de dominio se derivan múltiples manifestaciones de subordinación: mantener bajo su control y autoridad a su pareja y a quienes de él dependen: hijas e hijos, padres, madres. 

Tenemos que avanzar en impartir justicia para las mujeres asesinadas. También tenemos que, urgentemente, elaborar un debate colectivo sobre la relación de los hombres con la violencia en general, con la violencia contra las mujeres, con los modelos masculinos tradicionales y modernos que tienen en el centro la inferiorización y apropiación de las mujeres.  

La violencia es una forma de ejercicio del poder. Al matar a una, se está dando el mensaje de que la siguiente puedes ser tú, yo, cualquiera. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 31 de agosto de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo:

 

 

 

Denuncia Miguel Gómez Beltrán campaña de odio en su contra

 

A La Opinión Pública del Mundo, México y Colima.
AL Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
Al Congreso Nacional Indígena (CNI)
A La Comunidad de La Yerbabuena en Resistencia y Digna Rebeldía contra los despojos y desplazamientos forzados.

 

Ana Rosa García García, que se ostenta como Licenciada, está realizando una campaña de odio, con calumnias y descalificaciones, información falsa y utilizando fotografías que toma de nuestros muros del FB... Campaña dirigida contra La Digna Resistencia de Abuelas y Abuelos, Mujeres y Hombres, Niñas y Niños de La Yerbabuena, a quienes en ejercicio de nuestros Derechos Constitucionales y por convicción y conciencia, acompañamos desde hace 20 años (desde el año 2001) su Digna Resistencia; misma que impidió la destrucción del Centro de población ejidal y el desplazamiento forzado de su Población, como sucedió años anteriores con las poblaciones de San Antonio, El Panal y Barranca del Agua, del mismo Municipio de Comala, del Estado de Colima.
Es del dominio público, con entrevistas y reportajes de radio y periodísticos, documentales, videos y Tesis Doctorales publicadas, además del decreto de reubicación por riesgo volcánico, Actas de Asamblea Ejidal y la presencia de una partida militar por alrededor de 10 años... todos estos son testimonios probatorios de La Heróica Resistencia de Los Habitantes de La Yerbabuena.
La presente denuncia pública, la realizo Honrando La Memoria  de  quienes encabezaron la lucha y defensa de La Yerbabuena: Doña Alberta Altamirano Pérez, Doña Sofía Mejía Anguiano, Doña María Martínez Reyes, Doña Sagrario García, Doña Antonia Guzmán, Don Rafael Sandoval Virgen, Don Bruno Ramírez Cruz; así mismo, Joaquín Ricardo Viviano y Don Leandro Cuellar Altamirano quienes siendo Ejidatarios, votaron contra el despojo y venta del centro de población ejidal de La Yerbabuena promovido por Eusebio Cuellar Altamirano.

 

Desde La Ciudad de Colima; a 7 de agosto del año 2021.
Miguel Gómez Beltrán.
Mayor de edad.
Ciudadano Internacionalista, Mexicano, nacido en la ciudad de Colima el 24 de agosto de 1952.
Integrante del Colectivo "Lo de Menos"
Adherente de La Sexta Declaración de La Selva Lacandona. EZLN.
Acompañante del Congreso Nacional Indígena (CNI) de Los Pueblos, Naciones y Tribus Indígenas del planeta Tierra en La defensa de la Madre Tierra, de sus territorios y bienes comunes.

 

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(No) hacer lo que el mundo quiere que hagamos

Foto: Facebook/ VTV Somos Todos Honduras

 

Por: Lourdes Pacheco*

 

Tenemos que proteger 

nuestras mentes 

y nuestros cuerpos

 y no solo salir 

y hacer lo que el mundo

 quiere que hagamos.

 Simone Biles. Gimnasta olímpica

  

Dentro del término “salud mental” se incluye un estado de equilibrio con que las personas hacemos frente a la cotidianidad. Incluye el bienestar emocional, psíquico, la empatía con las personas con las que convivimos, la tranquilidad con nosotras mismas; la capacidad de relacionarnos con lo que nos rodean, sean seres humanos, animales o cosas. También, incluye recuperar trozos de nuestro pasado para hacernos vivir el presente de manera armónica y con ello, tejer ilusiones hacia el futuro. Todo ese amasijo de emociones, sensaciones y razonamientos es la salud mental; un término plástico capaz de abarcar la potencialidad humana. 

Simone Biles, la gimnasta estadounidense considerada la mejor de la historia, encontró un intersticio por el cual abrir la polémica sobre la disciplina férrea que se aplica en los entrenamientos para los juegos olímpicos. “Hubo un par de días en que todo el mundo te tuitea y sientes el peso del mundo”. Con esta declaración, dice adiós a las medallas para dedicarse a cuidar su salud mental.

Las olimpiadas muestran la sociedad del sobreesfuerzo a que estamos sometidas en la actualidad. Si bien, vemos ese disciplinamiento en los cuerpos de deportistas en las diversas competiciones y categorías, la episteme se extiende a prácticamente todas las actividades del mundo contemporáneo: sólo si te esfuerzas al máximo podrás lograr primer lugar en la academia, en los negocios, en la cultura, la ciencia, etc. Por ello, cada quien traza sus propias rutas para llegar a la cúspide de sus metas en un proceso de autoexplotación que se esconde en la nueva religión del éxito.

Porque el éxito es la medida con que actualmente se mide la vida. Para lograrlo, se establecen parámetros: lograr el primer lugar, conseguir romper el récord de ventas, obtener cum laude en el doctorado, publicar libros best seller, producir mercancías, subir la montaña más alta, obtener trofeos, sobrevivir en la vida salvaje, merecer la distinción, cruzar el Canal de la Mancha, etc. Entrenar, ejercitarse, disciplinarse, obedecer, practicar, ensayar, etc., son actividades que se realizan a partir de la búsqueda del éxito. Puede ser que esa decisión se tome por alguien externo, -entrenadores, pedagogos o progenitores- y/o sean asumidos por una misma.

Actualmente, interiorizamos los mandatos de ser siempre mejores, de estar en la cúspide, sin importar que ello represente una verdadera enajenación puesto que la meta es individual, personal, individual. Aún el tiempo del descanso, nos lleva a conseguirlo. Al hacerlo, dejamos de ser personas para convertirnos en indicadores dentro de las empresas, las instituciones, las organizaciones: medallas, nombramientos, trofeos, son la materialidad del éxito que distingue a uno y excluye a todos. 

El éxito deja de ser una autorrealización para ser un espectáculo para los otros. Ser observada es la consecuencia de la autoexplotación. Quizá por ello, nos reflejamos tanto en Facebook, en Twitter; porque requerimos esa mirada de los otros para completar lo que soy. Entre más personas me miren, me den like, tendré la certeza de que ese día vivo. El aplauso digital se convierte en la medida de mi estar en el mundo. Mi estar exitoso: vivo en la medida en que los otros me observan, aún sea en la fugacidad de los mensajes, de las fotos que se cambian día a día.

La salida de la lógica carcelaria que encerraba a Simone Biles; la renuncia a un tipo de éxito, pone en entredicho las claves del disciplinamiento sobre los cuerpos. La frase “Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, encierra la potencialidad de lo rebelde, de lo que transgrede lo impuesto. En ese germen, puede surgir la potencialidad de la vida desde otro lugar. 

Simone Biles se refugia en la salud mental, pero realmente está resguardando la vida para ser vivida.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 3 de agosto de 2021.

*Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: